Aquí os pongo dos redacciones para que sepáis qué les pareció y qué hicieron.
Las fotos, finalmente, las vamos a dar en un DVD a cada participante, aquí os pongo algunas del grupo.
CAZORLA
Cazorla
no es un viaje que haya podido vivir en cuatro días, más bien es un
viaje que lleva conmigo desde que era pequeña. Esa ilusión de
viajar cuando estás en el último trimestre, cuando te despides de
tus amigos, cuando todo está acabando. Esa sensación que vas a
sentir cuando te relate este maravilloso viaje:
Éste
viaje empieza el domingo 26 por la noche, cuando sabes que dentro de
unas horas vas a irte de tu casa, abandonar el nido durante cuatro
días y pasártelo bomba.
Llega
la mañana del 27 y tienes que coger la maleta, la mochila y salir
hacia el colegio. Por ahora creo que eso fue enormemente emocionante.
En
el autobús conocimos a los alumnos del otro colegio y también
dormimos, reímos, cantamos, hablamos y sobre todo nos divertimos.
Cuando
estábamos subiendo la cuesta en el autobús y vimos de lejos la
puerta del hotel, no nos lo podíamos creer, es que estaba delante
nuestra ¡Qué era real!.
Llegamos
a una pequeña plaza que había en el hotel y allí nos dijeron
varias cosas que teníamos que conocer para cumplir las normas. Pasó
un rato desde que llegamos así que era la hora de comer.
Llegaba
la calurosa tarde así que nos tocaba hacer las actividades:
Piragüismo, tiro con arco y senderismo acuático. Lo que más me
gustó fue el piragüismo, aparte que el profesor Jesús y el
profesor Paco se caían varias veces de la tabla de surf.
Se
aproximaba la noche y teníamos que hacer los magníficos juegos
nocturnos.
Si
te ha parecido emocionante el 1º día no te cuento los demás. De
éste viaje he aprendido una cosa: No importa lo que suceda tú vive
el momento.
Telva
Fernández Pérez.
Viaje a
Cazorla.
Al entrar al
autobús, los nervios aumentaban. Por fin había llegado el día.
Cuando
paramos para recoger al otro colegio, nos pusimos a mirarlos por la
ventana pensando: “Uy, qué pijos”, pero lo que no sabíamos es
que resultarían siendo muy buena gente.
Al llegar
los monitores nos hablaron y seguidamente fuimos a comer.
Las primeras
actividades fueron: canoa,tiro con arco y senderismo acuático. De
estas tres, sin duda alguna, la que más me gusto fue la canoa, por
que Telva no paraba de echarme agua al remar y nosotras íbamos a por
Javi y Mariano a echarles agua a ellos.
Además un
juego nocturno que hizo que nos juntáramos los dos colegios.
El segundo
día, por la mañana, hicimos senderismo; llegamos hasta el río,
donde algunos se tiraron.
Después de
las horas libres que nos dieron, nos dividimos en grupos según lo
que quisiesen hacer. Yo hice badminton, el cual me resultó divertido
por que todas, menos una, eramos malas.
Al acabar
hicieron dos grupos: uno hacía caballo y el otro hacía un juego con
la cámara. El juego con la cámara consistía en que los monitores
te daban un acertijo y tú y tu grupo lo resolvíais y os hacías una
foto donde correspondiera.
El caballo,
antes de montar, daba un poco de miedo, ya que era bastante alto.
Pero una vez que estabas montado y el caballo seguía el camino,
resultaba divertido a la par que bonito, debido a que las vistas eran
espléndidas.
Por la
noche, después del juego nocturno, los monitores nos pidieron que no
hubiera más problemas y que debido al problema que había habido esa
tarde, esa noche dejaríamos las llaves para que ellos las cogieran.
Para nuestra
sorpresa, la mañana del cuarto día nos despertamos con la cara
pintada de rotulador, los salones desordenados con las sillas sobre
la mesa y sofá y, además, las 9 niñas de nuestra clase, con pasta
de dientes por la cara y pelo. Los monitores se reían, ya que habían
sido ellos. Aunque lo negaban y nos echaban la culpa a nosotros
mismos.
Por la
mañana hicimos tirolina. Subíamos escalando, pasábamos dos puentes
que los profesores nos movían y al final bajábamos por la tirolina
(todo esto con un arnés para no caernos).
Por la
tarde, nos enseñaron, mediante un juego, a utilizar la brújula. Con
la brújula y los datos que había que seguir, teníamos que
encontrar las pinzas de nuestro color.
A la noche,
nos fuimos a la discoteca, en la que al entrar la canción que sonaba
era la de Bara bara bara,bere bere bere...
Bailamos,
jugamos, nos divertimos y nos reímos con los bailes del monitor.
El último
día estuvimos en el mirador y en la Torre del Vinagre.
Comimos y
volvimos al autobús para ir de vuelta a Málaga.
Según
íbamos llegando, más nos apenábamos.
Volver a la
rutina, despedirnos de los amigos que hemos hecho en el otro
colegio...
Supongo que
no soy la única a la que no le importaría volver a Cazorla.
Ha sido una
experiencia encantadora, graciosa e inolvidable.
Laura Ruiz Ramírez